sábado, 23 de febrero de 2013

TRES COMIENZOS PARA UNA MISMA HISTORIA.



POR EL MOMENTO ELEGIDO PARA ARRANCAR: 


Aldo Coscia se tropezó con los escalones al subir al estrado tras haber jurado sobre una Biblia vieja. Se repuso rápidamente mientras se recolocaba por tercera vez la corbata. Luego se pasó disimuladamente un dedo sobre un párpado cansado, y fingió acomodarse en la silla al tiempo que se acercaba el abogado defensor. Nervioso, saltó de rostro en rostro reunido en aquella sala, rezando para que no hubiese asistido ninguno de ellos. Pero allí estaban. Se recordó a sí mismo qué era exactamente lo que no tenía que decir, y aguardó a que se reanudasen los flashes de las cámaras y que el abogado reiniciase el interrogatorio.

MARÍA SEGURA USÚA


El golpeteo de sus propios pasos sobre el mármol aturdía la mente vagabunda de un joven agente de policía. Aldo Coscia pareció despertar ante una multitud seria que vociferaba desde sus bancadas. Encontró su mano derecha, sin pensarlo, apoyada sobre la Biblia. Frente a él, su jefe en el banquillo de acusados que lo miraba diciendo: “Lo que habíamos acordado, cabrón”. Aldo Coscia bostezó y el juez abrió la sesión.


VÍCTOR PEREIRA SÁNCHEZ


POR FUERZA EXPRESIVA:


Cuando eres policía hay veces que tienes que tragar. La corrupción es algo más que un tópico. Si preguntas, te joden. Si hablas, te joden. Si señalas, puedes darte por muerto. Llega el momento en que ten ven cara de pringado y te ofrecen protección a cambio de que delates a tu jefe. Si lo aceptas, estás jodido. Si lo rechazas, estás jodido. Pero calro, hay que elegir, y si te cae tu jefe caen todos con él y eso conlleva cabrear a mucha gente. Tú tienes que elegir, y eso supone insomnio, visita a un psicólogo de treinta euros la hora y pastillas para dormir. Debí hacer caso a mi padre y estudiar medicina. 


ALEJANDRO GALVÁN PADILLA

*Los textos son producto de un ejercicio realizado en el transcurso de la segunda sesión del Taller de Escritura Creativa II.

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