domingo, 23 de diciembre de 2012

Nuestro presente histórico



Con prisas: la ciencia ficción imagina futuros.

Sin embargo su tema más profundo tal vez, sea, de hecho, nuestro propio presente histórico. También en esto es un género serio. Y nuestro presente histórico se vuelve personaje de dos modos.

En primer lugar: el hombre no puede construir de la nada, construye con aquello que tiene y conoce. Por esto, el futuro imaginado parte inexorablemente del presente de quien lo imagina, bien como una extrapolación, como una oposición apocalíptica o idealizada. En cualquier caso, una u otra cosa, implica una crítica.

Pondré ejemplos cinematográficos.


La película Gattaca extrapola la ingeniería genética y critica el determinismo genético. El mensaje de la película es un alegato a favor de la voluntad humana.


En segundo lugar:  desde el futuro imaginado el presente del autor se vuelve pasado, se vuelve historia. Y las impresiones que de aquel pasado histórico escriba el autor suponen un claro posicionamiento crítico.

Pongo ahora un ejemplo muy divertido de Woody Allen, una escena de El dormilón.

viernes, 21 de diciembre de 2012

Profundamente ideológica.



Como toda fantasía la ciencia-ficción es una rama literaria de pobre prestigio. Los autores serios estos que son proclamados como intelectuales de la opinión pública y que se consagran a ello en columnas periodísticas y en tertulias no literarias— no escriben ciencia-ficción, tal cosa, al parecer, es escapista, poco realista. Tampoco muchos lectores rinden pleitesía a la calidad de la ciencia-ficción, un frío “no me interesa” resuelve cualquier alegato    en su favor.
¿Y a vosotros, escritores del Taller, os interesa?
La ciencia-ficción es una literatura profundamente ideológica: sin ataduras realistas pero con el propósito de construir futuros verosímiles, el escritor echa mano de su ideología para hacer arquitectura.
Justamente por esta razón la primera ciencia-ficción es política. Me refiero a Utopía de Tomás Moro, cuyo título exacto es Libro del estado ideal de una república en la nueva isla de Utopía, y que fue publicada por primera vez en 1516. Y también por esta razón, la primera obra de ciencia-ficción de la literatura española es un cuento del catalán Nilo María Fabra publicado en 1897, y titulado La guerra de España con los EEUU.
 
Una curiosidad: ¿recordáis lo que decía Jules Verne acerca de las anticipaciones (entrada del 3 de diciembre)? En La guerra de España con los EEUU Fabra relata una incursión bélica de EEUU en la isla de Cuba que acaba neutralizada con rotundidad por el valioso ejército español. Un año después de la publicación de este relato se produce el famoso “desastre del 98”.

lunes, 3 de diciembre de 2012

JULIO VERNE (1828-1905).


Es una simple coincidencia, y sin duda ello se debe al hecho de que cuando yo he inventado completamente una “anticipación” científica me he esforzado en hacerla tan simple y tan verosímil como fuera posible. La exactitud de mis descripciones se debe al hecho de que desde hace mucho tiempo tengo la costumbre de tomar muchas notas de libros, diarios y revistas científicas de todo tipo. Estas notas, ordenadas por materias, me han suministrado un arsenal de un valor incalculable para mí. Estoy abonado a una veintena de diarios. Soy lector asiduo de publicaciones científicas y naturalmente estoy al corriente de todos los descubrimientos o inventos que se producen en todos los campos de la ciencia, astronomía, meteorología, física o química.

*********

 

Trabajo rabiosamente. Me ha venido una buena idea… Es necesario que este desconocido no tenga ninguna relación con la humanidad, de la que está separado. No está en tierra, y prescindirá de la tierra. El mar le basta, y por ello es preciso que el mar le procure todo, vestimenta y alimentos. Nunca pondrá el pie en un continente. Continentes e islas habrán de desaparecer bajo un nuevo diluvio, y él seguiría viviendo como si nada como si nada. Y usted puede creer que su arca estará un poco mejor instalada que la de Noé.

Creo que esta situación absoluta dará mucho relieve a la obra.

*********

 

Te decía el otro día que me venían a la imaginación cosas inverosímiles. De hecho no lo son. Todo lo que un hombre es capaz de imaginar, otros hombres serán capaces de realizarlo.

*********

 

Vivimos una época en la que todo ocurre, en la que todo ha ocurrido, podría decirse incluso. Si nuestro relato no es hoy verosímil, puede serlo mañana, gracias a los recursos científicos del futuro, y nadie se inclinará a alinearlo entre las leyendas. Además, no se crean ya leyendas en el ocaso de este práctico y positivo siglo diecinueve.

Julio Verne

lunes, 5 de noviembre de 2012

Tradición de Don Juan



Escribo a escasos minutos de haberlo asumido —tras el consabido suspiro—, también a escasos minutos de haber cenado —quizás sea por esto, el suspiro—. Lo asumo: es muy difícil hablar brevemente y con rigor del donjuanismo. Por ejemplo, yo creía que Don Juan era un invento de Tirso de Molina, y me equivocaba, y explicar el equívoco llevaría muchas palabras (leed “Sobre los orígenes del Convidado de piedra” de Menéndez Pidal, en Estudios literarios, Espasa-Calpe, Madrid, 1973).
Si no podemos apelar a un origen artístico inédito sólo queda estudiar sus recreaciones, pero éstas son tantas que abruman: la editorial Laffont publicó en 1999 un Dictionnaire de Don Juan bajo la dirección del prestigioso comparatista Pierre Brunel; y la editorial Cátedra publicó en 1998 un conjunto de estudios que abarca sólo un siglo XX inconcluso de versiones cinematográficas y literarias españolas en ¡538 páginas! Por supuesto, son sólo dos ejemplos. Aquí va un tercero:




Escuchando estos ecos fabulosos de la obra de Tirso es tentador decir que Don Juan es un mito literario, pero no creo que lo sea, le falta enjundia: será por aquellos orígenes folclóricos de los que habla Menéndez-Pidal, que Don Juan aparece siempre como un personaje gastado, de mano en mano.
Don Juan es una tradición, es un personaje tradicional, que forma parte de nuestro imaginario colectivo, ese que se construyó sin merchandising y que estamos por ello a punto de perder (lo he comprobado en alumnos de entre 14 y 17 años). Don Juan es símbolo, es bandera, ¿de qué?: de libertad, de seducción, de burla, de tentación; nace luciferino y se vuelve pícaro, pero siempre es caprichoso e irresponsable, y un seductor arrogante, descarado y escandaloso.

martes, 30 de octubre de 2012

RASGOS DISTINTIVOS DEL MODERNISMO



Comienza el siglo XIX en España, romántico, con Larra, Zorrilla y Espronceda. Pronto, al Romanticismo español le sigue a partir de la década de los 40, un serio competidor: el Realismo; para, a finales del siglo, destacar una nueva fuerza: el Modernismo.
Son cinco los rasgos que distinguen el Modernismo de su predecesor:
1.       ESTETICISMO:  lo más importante de la obra literaria es la exaltación de la belleza. Primero, la belleza de la escritura que, alambicada e intensa, llama la atención únicamente sobre sí misma con profusión de arcaísmos y epítetos. Segundo, la belleza de un paisaje literario idealizante y lujoso en el que se suceden palazzi, príncipes, princesas, magníficos paños de tisú, terrazas de mármol, cabellos dorados y mejillas pálidas.
2.       CULTURALISMO: el autor se afana en demostrar su condición culta con reflexiones prescindibles, irrelevantes e incluso, impertinentes,  acerca de  obras de arte.
3.       SENSACIONALISMO: “la condición característica de todo el arte moderno, y muy particularmente de la literatura es una tendencia a refinar sensaciones y acrecentarlas en el número y la intensidad. […] El mismo Baudelaire dice que su alma goza con los perfumes, como otras almas gozan con la música. Para este poeta los aromas no sólo equivalen al sonido sino también al color. [esta analogía y equivalencia de las sensaciones es lo que constituye el modernismo en literatura”, Valle-Inclán, Modernismo, en la revista La Ilustración  Española y Americana nº 22, Madrid, 1902.
4.       SENSUALISMO: precisamente con la intención de hacer triunfar la sensación sobre el sentimiento, la literatura se vuelve carnal y erótica.
5.       EXOTISMO: el modernismo muestra su inconformismo con la sociedad con el gusto por temas artificiales alejados de su entorno.