Con prisas:
la ciencia ficción imagina futuros.
Sin embargo
su tema más profundo tal vez, sea, de hecho, nuestro propio presente histórico.
También en esto es un género serio. Y nuestro presente histórico se vuelve
personaje de dos modos.
En primer
lugar: el hombre no puede construir de la nada, construye con aquello que tiene
y conoce. Por esto, el futuro imaginado parte inexorablemente del presente de
quien lo imagina, bien como una extrapolación, como una oposición apocalíptica
o idealizada. En cualquier caso, una u otra cosa, implica una crítica.
Pondré ejemplos
cinematográficos.
La película Gattaca extrapola la ingeniería genética y critica el determinismo genético. El mensaje
de la película es un alegato a favor de la voluntad humana.
En segundo
lugar: desde el futuro imaginado el presente
del autor se vuelve pasado, se vuelve historia. Y las impresiones que de aquel
pasado histórico escriba el autor suponen un claro posicionamiento crítico.
Pongo ahora
un ejemplo muy divertido de Woody Allen, una escena de El dormilón.