martes, 12 de febrero de 2013

Ocurrencias IV



Todo escritor —lo quiera o no, y aunque a veces luche contra ello—es cronista del mundo que le envuelve. […] No hay fabulador que se escape de ser cronista. Aunque intente nadar en el absurdo y la desconnotación. Porque la misma voluntad de desconnotación ya connota, ya retrata.

Quim Monzó, en El destino de la literatura, Acantilado, Barcelona, 1999, p. 147.

 

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