lunes, 22 de abril de 2013

TOLKIEN Y C.S. LEWIS





[…] Lewis siguió alentando a Tolkien cuando éste intentaba terminar El Señor de los Anillos. “Según parece, no tengo ninguna energía mental, ni invención”, había escritor Tolkien a principios de 1944, cuando su trabajo en El Señor de los Anillos llevaba muchos meses estancado. Lewis, al percatarse de la falta de progresos de su amigo, le urgió a terminar la obra. “Necesitaba un poco de presión, y probablemente responderé a ella”. En Abril volvió a escribir y a leer los nuevos capítulos a los hermanos Lewis y Charles Willliams. En  una carta para su hijo escribió que el “segundo capítulo” había sido “aprobado” por sus compañeros de los Inklings.

 


[…]
Si la dmiración de Lewis por Tolkien es evidente, también lo es la influencia de la obra de Tolkien en los esfuerzos literarios de Lewis. La creación de Narnia por parte de Lewis era sin lugar a dudas un reflejo, aunque pálido en unas aguas creativas más superficiales, de la Tierra Media de Tolkien y al menos un crítico ha sugerido que el germen de The great divorce  de Lewis se halla en el relato peripatético y purgatorio de Hoja de Niggle de Tolkien.
Sin embargo, a pesar de las crítica de Tolkien a la obra de Lewis, sería completamente erróneo e injusto insinuar que la influencia sólo fluyó en una dirección. Tolkien obtuvo un gran provecho de su amistad con Lewis, beneficiándose de su entusiasmo, ánimo y camaradería. La hija de Tolkien, Priscilla, creía que su padre tenía una enorme deuda con Lewis, y su hijo Christopher insistió aun más en que la relación de su padre con Lewis fue crucial para su visión creativa. “ El profundo aprecio y la intimidad imaginativa que había entre él y Lewis fueron en cierto modo el centro de su obra”, dijo añadiendo que su amistad tuvo “una gran importancia… para los dos”.

J. Pearce, Tolkien. Hombre y mito, Minotauro, Barcelona, 2000, pp. 88 y 92.

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