lunes, 29 de octubre de 2012

¿Por qué estudiar las poéticas históricas?



Como todo movimiento literario y artístico el Modernismo se nutre y configura de  la experiencia de los escritores —experiencia de vida y cultural y artística—, en todo caso ignota y subjetiva. De aquí que cualquier sistematización  resulte contranatural, y ¡tan cultural!
Para el escritor, comprender la poética de cada movimiento poético, de cada género y de cada mitología, es conocer su caja de herramientas. Hablo de comprender, también de reinterpretar, de reciclar e incluso de correr en el sentido contrario, evitando siempre pisar donde otros escribieron la huella (no me voy a morder la lengua que Machado —de niño modernista—  merece siempre ser recordado en sus momentos más inspirados: “al andar se hace camino,/ y al volver la vista atrás/ se ve la senda/ que nunca se ha de volver a pisar”, Proverbios y cantares, XXIX). Para conectar con el mayor número posible de lectores el escritor debe echar mano de todas las armas, de todos los significados; y así, estudiar poéticas antiguas no es un ejercicio de historiografía literaria, no es arqueología, sino progreso.  
Los críticos acusan los movimientos artísticos desde la intuición de que hay una diferencia cualitativa entre las formas antiguas y las nuevas. Enumerar estas diferencias es un ejercicio legítimo y justificado que no sólo caracteriza los movimientos sino que además reconoce la originalidad y la potencia creativa del artista.

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