La
singularidad o interés de La invención de
la Generación del 27. La verdadera historia del nacimiento del grupo literario
de 1927, después de todo lo que se lleva escrito sobre la misma, es mostrar
desde el reconocimiento y la admiración de sus componentes, la dimensión más
humana de aquellos jóvenes que por cumplir su sueño desafiaron a lo
establecido, y fueron capaces de urdir una de las tramas más “literarias” de
nuestra literatura.
Investigar
sobre el periodo en que se sitúa el nacimiento del grupo, entre mayo de 1926 y
diciembre de 1927, saca a relucir que algunos de los hechos que se cuentan y
que se han estudiado y se estudian como ciertos (y hasta como fundamentales
para entender la historia de la literatura española del siglo XX) ni fueron tan
esenciales ni tan reales como se nos ha transmitido, más bien respondieron a
una recreación que solo puede estar al nivel de la genialidad de sus impulsores
y de sus protagonistas.
[…]
Y así fue
cómo de la mano de Gerardo Diego y de la aquiescencia del otro de los
protagonistas de esta maravillosa invención, su amigo y compañero Rafael
Alberti, a la sazón secretario de la comisión organizadora de los actos
organizadas en torno a Góngora, que la crónica de los sucesos de Madrid pasó de
ser una feliz, jocosa y hasta afortunada invención, tan propia del clima, los
usos de la modernidad y de las vanguardias españolas y europeas, a convertirse
en historia.
[…]
Cuando se
revisan las fuentes directas que pudieron dar o dieron cuenta de los
supuestamente montado en Madrid en mayo de 1927 para conmemorar el tercer
aniversario de la muerte de Góngora, una lectura minuciosa de los textos nos va
a regalar la grata sorpresa y la frescura de lagunas sobre las que no se ha
buceado lo suficiente, y en las que vamos a vislumbrar que lo que acaeció en
torno a Góngora, tanto en la capital del reino como en Sevilla, no transcurrió
como nos lo contaron, e incluso que algunos eventos ni siquiera sucedieron.
[…]
Por todo eso,
ahora, cuando ha pasado el tiempo y es necesario el restablecimiento de la
verdad contrastada, sabemos que el proceder de nuestros estimados autores solo
debe contribuir a entender que fueron su dominio de la realidad y su capacidad,
los que convertirían la frustración del fracaso inicial en un éxito innegable.
Y sobre todo que la campaña de autopromoción y de lanzamiento de sus
componentes, de innegable repercusión en la proyección futura de su obra, quizá
fe una de las primeras campañas de marketing
y publicidad exitosa diseñada desde dentro de la literatura española. Ese sin
duda sería otro de los méritos de la que José Bergamín —uno de los participantes en los eventos— llamaría
después la “Generación del 27 Sociedad Anónima”: su capacidad para rentabilizar
cada una de sus apariciones públicas con el propósito de ser y de vivir de y
para la literatura.
Por eso esta obra, que busca en
los recodos de la humanidad y de la genialidad de nuestros autores,
posiblemente contribuirá a restar a lo que Luis García Montero con otros
autores llama la mitología del 27”, y a sumar a favor del conocimiento de unos
creadores de primera fila que tuvieron muy claro desde el principio su firme
propósito de existir.
Manuel Bernal Romero, La invención de la Generación del 27. La
verdadera historia del nacimiento del grupo literario de 1927, Berenice,
Sevilla, 2011, pp. 11-14.
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