Intentar
comprender una vida como una serie única y suficiente en sí misma de
acontecimientos sucesivos sin otro nexo que la asociación a un «sujeto» cuya
constancia no es sin duda más que la de un nombre, es por lo menos tan absurdo
como intentar dar razón de un trayecto en el metro sin tomar en cuenta la
estructura de la red, es decir, la matriz de las relaciones objetivas entre las
diferentes estaciones.
P. Bourdieu (1989): «La ilusión biográfica»,
en Historia
y Fuente Oral, 2, p.31.
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