Como toda fantasía
la ciencia-ficción es una rama literaria de pobre prestigio. Los autores serios
—estos
que son proclamados como intelectuales de la opinión pública y que se consagran
a ello en columnas periodísticas y en tertulias no literarias— no
escriben ciencia-ficción, tal cosa, al parecer, es escapista, poco realista.
Tampoco muchos lectores rinden pleitesía a la calidad de la ciencia-ficción, un
frío “no me interesa” resuelve cualquier alegato en su favor.
¿Y a
vosotros, escritores del Taller, os interesa?
La
ciencia-ficción es una literatura profundamente ideológica: sin ataduras
realistas pero con el propósito de construir futuros verosímiles, el escritor
echa mano de su ideología para hacer arquitectura.
Justamente
por esta razón la primera ciencia-ficción es política. Me refiero a Utopía de Tomás Moro, cuyo título
exacto es Libro del estado ideal de una república en la nueva isla de
Utopía, y que fue publicada por
primera vez en 1516. Y también por esta razón, la primera obra de
ciencia-ficción de la literatura española es un cuento del catalán Nilo María
Fabra publicado en 1897, y titulado La guerra de España con los EEUU.
Una curiosidad: ¿recordáis lo que decía
Jules Verne acerca de las anticipaciones (entrada del 3 de diciembre)? En La
guerra de España con los EEUU Fabra relata una incursión bélica de EEUU en
la isla de Cuba que acaba neutralizada con rotundidad por el valioso ejército
español. Un año después de la publicación de este relato se produce el famoso “desastre
del 98”.
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