Todo el que ha pensado y ha sentido intensamente, ha innovado en el lenguaje. El impulso creador del pensamiento se traduce inmediatamente en el lenguaje como impulso creador lingüístico. Las formas trilladas y petrificadas del lenguaje nunca son suficientes para las necesidades de expresión sentidas por una personalidad vigorosa.
L. Spitzer, Lingüística e historia literaria, Gredos, Madrid, 1974, p. 26.
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